Pintura de
Howard Rogers
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Yo tuve un príncipe azul
que desteñía en la cama,
un Don Juan que me olvidaba
siete veces por semana.
Una cita que me dio
en el bar de los olvidos,
a la que nunca llegué,
a la que él no habrá ido.
Un ladrón que me robaba
el aliento y la razón,
margaritas que fallaban
y un trébol de cotillón.
Un zapato de cristal,
un ratón y calabazas,
un cuento que andaba mal
(Cenicienta no se casa).
Un infierno con tormentas,
un fuego que se apagaba,
entre el hueco de sus piernas
cuando él lo deseaba.
Un corazón resistente
que se rompió en mil pedazos,
el afán de un improbable,
el más hermoso fracaso.
Una ilusión de los martes
que hasta el miércoles duró,
un noviazgo que empezaba
pero antes se terminó.
Tuve un amante de a ratos
(uno que no sabe amar),
fabricante de mentiras
y excusas para guardar.
Tuve un dios algunas noches
que un día no encontré más,
tuve un deseo hecho hombre
y tuve "nunca" y "jamás".
Tuve todo que perder,
tuve un "tú", un "yo, "los otros",
tuve nada por ganar,
pero me faltó un "nosotros".
Una moneda estropeada,
con la cruz a cada lado,
una suerte mala suerte,
un mañana malogrado.
Un flechazo de ficción
que sólo duró segundos,
un galán de folletín
que pulverizó mi mundo.
Tuve un amor imposible,
un sueño que se frustró.
hijos que nunca vinieron
y un Romeo de cartón.
Yo tenía un paraíso...
y ahora tengo un mal de amor.
-Claudia Morales.
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