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martes, 15 de diciembre de 2015

No le temo a la soledad ni a la abstinencia sexual, a lo que realmente le temo es a la dependencia emocional.



No le temo a la soledad ni a la abstinencia sexual,
a lo que realmente le temo es a la dependencia emocional.
Me aterra pensar que pueda vivir con alguien alojado de forma insana en mi mente y mi corazón, me asusta imaginar que pueda organizar mis días alrededor de los gustos y las inquietudes de una pareja.
No le temo a la masturbación y a las noches vacías,
le temo a vivir pendiente de un hombre y sus caprichos. Le temo a los celos extremos, a las infidelidades y a la indiferencia mientras el corazón se derrite en deseos de ternura.
No le temo al silencio ni al compromiso,
no me asusta entregarme o amar a quien se lo merezca,
solo le temo a quedarme ciega y adorar a quien me llegue a tratar como una mierda o una mujer más del montón...
No le temo a la complicidad en una relación,
le temo a la obsesión por saber todos sus pasos, sin poder avanzar yo, por mi propia cuenta.
-Olivia Ismael



lunes, 14 de diciembre de 2015

Eduardo Galeano sobre Frida Kahlo

 Tina Modotti no está sola frente a sus inquisidores. La acompañan, de un brazo y del otro, sus camaradas Diego Rivera y Frida Kahlo: el inmenso buda pintor y su pequeña Frida, pintora también, la mejor amiga de Tina, que parece una misteriosa princesa de Oriente pero dice más palabrotas y bebe más tequila que un mariachi de Jalisco.
 Frida ríe a carcajadas y pinta espléndidas telas al óleo desde el día en que fue condenada al dolor incesante.
 El primer dolor ocurrió allá lejos, en la infancia, cuando sus padres la disfrazaron de ángel y ella quiso volar con alas de paja; pero el dolor de nunca acabar llegó por un accidente en la calle, cuando un fierro de tranvía se le clavó en el cuerpo de lado a lado, como una lanza, y le trituró los huesos. Desde entonces ella es un dolor que sobrevive. La han operado, en vano, muchas veces; y en la cama del hospital empezó a pintar sus autorretratos, que son desesperados homenajes a la vida que le queda.
-Eduardo Galeano - Memoria del Fuego III. El Siglo del viento.

Tomado de: Radio Saudade