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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Sí, Virginia, existe Santa Claus

Con motivo a estas fechas -Que me encanta-, les comparto una historia , que buceando en las redes, me he encontrado. Y que de algún modo nos invita a reflexionar sobre nuestra vida, de cómo vamos perdiendo, poco a poco, la capacidad de sorprendernos, de creer en la magia, en lo bonito de la vida. Sin darnos cuenta, quizá, nos vamos despidiendo de ese niño interior que nos hacia ser inmensamente feliz, y les vamos dando la bienvenida a ese adulto que no quisimos ser. 
Sin más, disfrútenla....Feliz navidad, y que Dios los bendiga. Gracias por leerme.


El periodista Francis Pharcellus Church escribió el 21 de septiembre de 1897 un famoso artículo en The New York Sun cuya lectura se ha convertido en una tradición navideña norteamericana que persiste incluso en la actualidad.

El artículo daba respuesta a una carta enviada por una niña de 8 años, Virginia O'Hanlon, que preguntaba si existía Santa Claus. Su autor nunca pudo llegar a imaginarse que estaba escribiendo el artículo que más veces ha llegado a reimprimirse en periódicos de habla inglesa (según Wikipedia), apareciendo, en parte o en su totalidad, en docenas de idiomas en libros, películas, periódicos, carteles y sellos.


Al parecer, Virginia comenzó a tener dudas sobre la existencia de Papá Noel porque algunos de sus amigos le dijeron que era una invención. Le preguntó a su padre que si aquello era cierto y éste, el Dr. Philip O'Hanlon, forense de Manhattan, le sugirió que escribiera al The Sun, un importante periódico de Nueva York en aquel momento, asegurándole que "Si lo ves en The Sun, es así".

Aunque el periódico publicó la respuesta del periodista Church a Virginia en un lugar poco relevante, el mensaje resultó tan emotivo para los lectores que el artículo se convirtió en uno de los más famosos que se hayan escrito en periódicos de habla inglesa.
Virginia O'Hanlon
 Acá la  carta de Virginia y la respuesta de Church:
Carta original de Virginia
"Querido Director, tengo 8 años. Algunos de mis amigos dicen que Santa Claus no existe. Mi papá dice: "Si lo ves en el Sun será cierto". Por favor, dígame la verdad: ¿existe Santa Claus? Virginia O'Hanlon. 115 West Ninety-Fifth Street".


Artículo de Francis Pharcellus Church:

"Es un placer contestar ahora mismo y tan profusamente a la carta de Virginia y, asimismo, expresar que nos satisface enormemente que su fiel autora se cuente entre los amigos del Sun.
Virginia, tus amigos y amigas están equivocados. Son víctimas del escepticismo de una época escéptica y sólo creen en lo que ven. Piensan que si algo no es comprensible para sus pequeñas mentes es que no existe. Todas las mentes, Virginia, lo mismo las de los mayores que las de los niños son pequeñas. En este inmenso universo el hombre es intelectualmente un simple insecto, una hormiga, si lo comparamos con el vasto mundo que lo rodea y con esa inteligencia capaz de captar la totalidad de la verdad y el conocimiento.

Sí, Virginia, Santa Claus existe. Existe como existen el amor, la generosidad y la lealtad, y tú sabes que eso, que abunda como la mies, dará a tu vida los mayores momentos de belleza y alegría. ¡Qué triste y aburrido sería el mundo si no hubiera Santa Claus! Sería tan triste y aburrido como si no hubiera Virginias. Entonces, tampoco existiría la inocencia, ni la poesía y el romanticismo que hacen llevadera esta existencia. No tendríamos otros goces que los que proporcionan los sentidos, y la luz eterna con que la infancia enriquece el mundo se extinguiría.

Sí, habrá quien no crea en Santa Claus, como tampoco en las hadas. Es más, tú podrías pedirle a tu papá que vigilara todas las chimeneas en Nochebuena y atrapara a Santa Claus. Pero, aun cuando no vieran a Santa Claus bajando por ninguna de ellas, ¿eso qué probaría? Nadie ve  a Santa Claus, pero tampoco hay pruebas de que no exista. Las cosas más reales de este mundo son aquellas que ni los niños ni los mayores pueden ver. ¿Has visto alguna vez hadas bailando en el césped? Naturalmente que no, pero eso no prueba que no estén ahí. Nadie puede concebir o imaginar todas las maravillas ocultas e invisibles de este mundo.
Uno puede hacer añicos un sonajero y ver en su interior qué es lo que hace que suene, pero hay un velo que cubre el mundo invisible que ni el más fuerte de los hombres, ni siquiera toda la fuerza junta de todos los hombres más fuertes del mundo, podría romper. Sólo la fe, la imaginación, la poesía, el amor y el romanticismo podrían correr esa cortina y ver y dibujar la belleza y gloria supremas que se esconden detrás. Pero, ¿es real todo eso? Ah, Virginia, nada hay más real y duradero. Santa Claus, vive, y vivirá para siempre. Y dentro de mil años, Virginia, dentro de mil veces mil años, continuará trayendo alegría al corazón de los niños".
 Crédito: Ovejas Eléctricas blog 

viernes, 19 de diciembre de 2014

Carta de una mamá a sus hijos - Por Isabel Allende.

Pintura de Maria Boohtiyarova

Siempre que quieren hablar de madres en la televisión muestran mujeres con chicos en los brazos, sonrientes, dulces, cariñosas, sin una pizca de cansancio, espléndidamente maquilladas y a eso agregan maravillosas frases de posters. ¡Mentiras! Las mamás no somos abnegadas amantes del sacrifico y aguerridas guerreras que todo lo pueden. Las mamás lloramos abrazadas a la almohada cuando nadie nos ve, pedimos la epidural en el parto y puteamos en 17 idiomas cuando tenemos que poner el despertador a las 2 de la mañana para ir a buscarlos a una fiesta. Cuando les decimos que no se peleen con ese compañerito que les dice 'enano' o 'cuatro ojos', y les damos toda clase de explicaciones conciliatorias, en realidad querríamos tener el cogote del pequeño verdugo entre nuestras manos. Y también pensamos que la vieja de geografía es un mal bicho cuando les baja la nota porque no saben cuántos metros mide el Aconcagua que, al final, a quién cuernos le importa. Pero no lo podemos decir. No es que nos encante pasarnos horas en la cocina tratando de que el pescado no tenga gusto a pescado y disimulando las verduras en toda clase de brebajes, en lugar de tirar un Patty a la plancha, es que tenemos miedo de que no crezcan como se debe. No es que nos preocupe realmente que se pongan o no un saquito, es que tenemos miedo de que se enfermen. Porque ser mamá no tiene que ver con embarazos, pañales y sonrisas de aspirinetas. Tiene que ver con querer a alguien más que a una misma. Con ser capaz de cualquier cosa con tal de que ustedes no sufran. NADA, nunca, jamás. Ustedes nos hacen felices cuando les encantan nuestras milanesas, cuando nos consideran sabias por contestar todas las preguntas de los concursos de la tele. Cuando vienen llorando a gritos porque se rasparon la rodilla y nos dan la posibilidad de darles consuelo y curitas. Cuando recién levantadas nos dicen, qué linda que estás, mamá. Ustedes nos hacen mejores. Nos dan ganas y fuerzas. Nos comeríamos un gurka crudo antes de que les toque un dedito del pie. Nos lavamos la cara y salimos del baño con una sonrisa de oreja a oreja para hacerles saber que la vida es buena, aunque nos vaya como el reverendo... Cantamos las canciones de Chiquititas y vemos Barney y escuchamos a Los piojos y compramos Nopucid y repasamos 500 veces la tabla del 2 y arreglamos el carburador para llevar a los pibes a fútbol, a inglés, a dibujo, a la psicóloga, a básquet, a volley, a danzas, a la casa de la amiga, a la maestra particular, al dentista, al médico, a comprar un pantalón. Y armamos 24 bolsitas con anillitos y pulseritas y tratamos de que la torta parezca un Pikachu y nos buscamos otro trabajo y sacamos créditos y nos compramos libros y vamos al psiquiatra y al pediatra y a los videos y negociamos con los maestros y los acreedores y recortamos figuritas y estudiamos junto a ustedes ríos, provincias, las capitales de los países de Europa y nos ponemos lindas y nos enojamos y nos reímos y nos salimos de quicio y nos convertimos en la bruja y la princesa de todos los cuentos. SOLO Y EXCLUSIVAMENTE PARA VERLOS FELICES. VERLOS FELICES ES LO QUE NOS HACE FELICES. Ojalá pudiéramos pegar el mundo con cinta scotch (como el velador que cayó en combate en la última guerra de pijamas party), para que fuera un lugar mejor para ustedes. GRACIAS POR HACERME SU MAMÁ. GRACIAS POR HACERME TAN IMPORTANTE. Gracias, por esas porquerías que hacen en el colegio con corchitos y escarbadientes (que casi nunca entiendo para que sirven, pero guardo religiosamente) gracias por los abrazos, los besos, las lágrimas, los dolores, los dientes de leche, las cartitas, los dibujos en la heladera, el Amoxidal de tantas noches sin dormir, los boletines, las plantas rotas del jardín por jugar a la pelota, por mi maquillaje arruinado por ser usado para jugar a la mamá, por las fotos de la primaria. Son mis mejores medallas. Gracias porque LOS AMO. Y ese es el amor que ME HACE GRANDE... Lo demás es marketing.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

No te enamores de una persona curiosa



“No te enamores de una persona curiosa. Querrá saber quién eres, de dónde vienes, cómo es tu familia. Mirará todas tus fotografías y leerá todos tus poemas. Vendrá a cenar y hablar con tu madre acerca de cómo su curiosidad le ha enseñado cosas muy útiles. Te pedirá que explotes cuando estás enojado y que llores cuando estás herido.Te preguntará qué significa esa ceja levantada. Querrá saber tu comida favorita, tu color favorito, tu persona favorita. Te preguntará por qué. Va a comprar esa que cámara te gustó, Prestará atención a esa banda que amas en caso de que haya un show cerca, te llevará ese suéter al que le sonreíste una vez. Aprenderá a cocinar tus comidas favoritas. Los curiosos no se conforman con el exterior, desean el interior. Ellos quieren lo que te hace pesado, lo que te hace sentir incómodo, lo que te hace gritar de alegría , ira, y de angustia. Su piel se convertirá en páginas en las que aprenderás a derramar tu ser. No te enamores de una persona curiosa. No dejará un suspiro sin explicación. Querrá saber qué hizo exactamente, qué hizo para que la amaras. Año, mes, día, semana "¿A qué hora fue? ¿Qué dije? ¿Qué hice?¿Cómo te sentiste?" No te enamores de una persona curiosa, porque he estado allí. Desabrochará tu camisa y leerá cada cicatriz, cada marca, cada curva. Explorará cada una de tus extremidades, cada órgano, cada pensamiento, cada ser. Hay una curiosidad que moverá montañas algún día tan fácilmente como usted me ha movido durante años.”
— Don’t Fall In Love With The Curious One {Traducción}

martes, 16 de diciembre de 2014

La loca de los gatos



¿Quién necesita un hombre teniendo gatos?-
grita de vez en cuando por el balcón.
-¿Quién necesita un hijo cuando puede tener gatos?-
Murmura para sí, mientras esparce bolitas marrones
con olor a pescado rancio por la cocina y el salón.
No le importa el hedor a orines y a mierda
que dejan sus peludos bebés, que ya se cuentan por decenas.
Juegan entre sus piernas y acarician las varices
que trepan como telarañas por su cuerpo marchito
y reseco,
coronado por una maraña de pelo gris
que a su vez enmarca un rostro teñido de amargura
como único afeite.
Recuerda (con pesar) una juventud
de citas fallidas y desengaños.
Aún conserva las cartas
de aquel músico escuálido que un día dejó de llamar...
y escupe a los niños por la ventana cuando le gritan
¡¡Vieja loca!!
mientras ríe con su boca mellada de bruja de cuento.
-¿Quién quiere niños teniendo gatos?-
-¿Quién quiere ruidosos y maleducados niños teniendo gatos?
Hace mucho que nadie la visita
-¿Quién necesita amigos teniendo gatos?
Pero eso no es excusa
para tomar alguna copa,
con los maullidos insistentes de sus gatas en celo
como música de fondo.
Morirá
devorada por sus felinos entre amorosos ronroneos,
rodeada de basura y excrementos
en un macabro festín con sabor a pescado podrido y carne de anciana.
Pero…
¿Quién demonios necesita una familia que la arrope en sus últimos días teniendo tan lindos gatos?

- Ana Elena Pena

martes, 9 de diciembre de 2014

El hombre que me ame - Gioconda Belli



I

El hombre que me ame
deberá saber descorrer las cortinas de la piel,
encontrar la profundidad de mis ojos
y conocer la que anida en mi,
la golondrina
transparente de la ternura.

II

El hombre que me ame
no querrá poseerme como una mercancía,
ni exhibirme como un trofeo de caza,
sabrá estar a mi lado
con el mismo amor
con que yo estaré al lado suyo.

III

El amor del hombre que me ame
será fuerte como los árboles de ceibo,
protector y seguro como ellos,
limpio como una mañana de diciembre.

IV

El hombre que me ame
no dudara de mi sonrisa
ni temerá la abundancia de mi pelo
respetara la tristeza, el silencio
y con caricias tocara mi vientre como guitarra
para que brote música y alegría
desde el fondo de mi cuerpo.

V

El hombre que me ame
podrá encontrar en mi
la hamaca para descansar
el pesado fardo de sus preocupaciones
la amiga con quien compartir sus íntimos secretos,
el lago donde flotar
sin miedo de que el ancla del compromiso
le impida volar cuando se le ocurra ser pájaro.

VI

El hombre que me ame
hará poesía con nuestra vida,
construyendo cada día
con la mirada puesta en el futuro.

VII

El hombre que me ame
reconocerá mi rostro en trinchera
rodilla en tierra me amara
mientras los dos disparamos juntos
contra el enemigo.

VIII

El amor de mi hombre
no conocerá el miedo a la entrega,
ni temerá descubrirse ante la magia del
enamoramiento
en una plaza publica llena de multitudes
podrá gritar: te amo..
o hacer rótulos en lo alto de los edificios
proclamando su derecho a sentir
el mas hermoso y humano de los sentimientos.

IX

El amor de mi hombre
no querrá rotularme o etiquetarme,
me dará aire, espacio,
alimento para crecer y ser mejor,
como una Revolución
que hace de cada día
el comienzo de una nueva victoria.

X

Y yo a cambio le daré a mi hombre
reposo, en sus guerras,
y en sus marejadas, calma..
le pondré sonrisas a sus enfados
y mi regazo será su cuna en sus silencios..
seré siempre su escalera firme,
cuando quiera subir al paraíso,
y no podrá jamás contar mis besos
porque serán eternos en mis labios
para él.

***

Gioconda Belli

jueves, 4 de diciembre de 2014

La mujer más bonita del mundo. ♥

Arte: Vladimir Volegov

La mujer más bonita del mundo lleva el pelo a mitad de la espalda, aunque siempre lo tenga recogido; anda descalza en casa y a veces desearía salir sin maquillaje.

Sonríe antes de mirarse al espejo para no ponerle mucha atención a sus defectos. Se acuesta siempre pasada la media noche y revisa una y otra vez conversaciones que nunca van a repetirse.

No sabe que la primavera se pone celosa cuando ella pasa, que el sol a veces siente que no brilla tanto como ella y que las estrellas fugaces desearían un poquito de la magia que tienen sus coqueteos.

Seguramente la mujer más hermosa del mundo no tiene idea que el piso es el que tiembla cuando su silueta aparece aunque sea ella quien muera de miedo, que ha erizado más pieles de las que ha tocado y que a veces la lluvia desearía ser humedad entre sus piernas.

Que hay historias que se sienten incompletas por no haberse escrito con sus manos, y canciones que morirían por escucharla a ella. No sabe que el mundo se detiene cuando ella suspira, y gira más despacio cuando a su cadera le da por bailar, que es siempre la primera opción de cualquiera, que es luz incluso en la noche más oscura, que siempre van a quererla completa y no a medias.

No se ha enterado de que cualquier hombre mataría por estar un rato a su lado, por besarle la boca, por adivinarle los defectos y recordarle las virtudes, por habitar su cuerpo y quedarse a vivir en su cuello. Que es el pensamiento de muchos al despertar y que ha dibujado un montón de sonrisas sin darse cuenta.

Ella es ternura, inocencia, perversión y pasión en una sola.

Que ha cometido errores, y muchos, y que las lágrimas que ha derramado no se comparan con la de batallas que le quedan por ganar.

Seguramente la mujer más bonita del mundo no tiene ni la menor idea de que ahora mismo es ella la que está leyendo esto.

Autor desconocido.