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viernes, 25 de abril de 2014

Posdata: Me Quiero


Dicen que  cuando estás enamorado no importan las despedidas, ni el tiempo que pase, ni lo que ocurra entre medio; no importa que te jure que se acabó o que te mande al infierno, ni siquiera importa si ha conocido a otra persona. Cuando el sentimiento es verdadero, siempre encuentras la manera de mantener viva la esperanza. Es algo inconsciente y muchas veces en contra de nuestra voluntad. Ves señales por todas partes. Señales que te llevan a esa persona, a ese lugar, señales que imaginas, o no, quizás son reales. Quizás exista esa energía común que hace y deshace cuando menos lo esperas y más lo necesitas. Y quizás, también, pase que ya no vuelva nunca más, pero tú, tú te empeñas en seguir esperando.
Este escrito va por esas personas que lo dejarían todo, si él, si ella, les dijera: ven; por las que se beben de un trago canciones melancólicas sin dudar, mientras caminan por la calle recordando lo que fue, imaginándose lo que podría ser; por esas personas cuyo destino no depende de ellas, sino de una llamada desesperada, de un encuentro fortuito y tantas veces soñado; por las que viven a la espera de un regreso necesitado, que llega con retraso; por esas personas que se han olvidado de lo más importante: el amor propio.
El desamor es traicionero y todo nuestro alrededor está metido en el ajo. Novelas de amores heroicos, canciones nostálgicas, películas soñadoras… nos empapan de historias, canciones y sentimientos en los que hay amores que matan, y los que no, nos rescatan, convirtiéndonos en títeres de la espera, la frustración y la desolación. Y es que en el fondo, necesitamos creer que sí, que el amor está por encima de todo, que es capaz de dejarnos sin aire y que cuando se acaba, tú, yo, nosotros, dejamos de ser. Pero la realidad es que nadie, absolutamente nadie, muere de amor.
Es cierto. No te engaño. No existen amores que maten, ni amores que nos rescaten, no existen porque el único amor capaz de hundirte o salvarte es el de uno mismo. La buena noticia es que, como es tuyo, tú decides qué hacer con él. Hay decisiones que nos acompañan toda la vida y por eso, elige tú, no vivas esperando a que te elijan. No busques a quien no hace nada por encontrarte, no sigas apostando por quien no apostó por ti, pero sobre todo, no quieras morir por quien quiere y puede vivir sin ti.
Este escrito va por ti. Tú que de tanto pensar en él te has olvidado de ti. Tú que subastas tu amor al menor postor, sin miramientos, ni condiciones. Todavía tienes una opción: quiérete. Quiérete a ti más que a nadie. Conócete y deja de preocuparte por los que no se dejaron conocer. Y, apuesta por el amor más leal de todos los amores. Todavía tienes esta opción. La opción de optar por ti.
“Porque sin ti, sin ti lo soy todo”

Escrito por: Bárbara Esteban

martes, 15 de abril de 2014

No te enamores de una mujer que lee


''No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe... No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias. Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.



No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, Jamás se regresa.''

-Martha Rivera-Garrido (escritora dominicana) 





sábado, 12 de abril de 2014

Abuelos = ángeles.

''Los abuelos no mueren, solamente se vuelven invisibles y desde allí donde están nos siguen cuidando.''
-Mujer árbol 

lunes, 7 de abril de 2014

Cartas de Frida Kahlo a Diego Rivera

Siempre me ha encantado leer la historia de Frida Kahlo y Diego Rivera. Está salpicada de sentimientos sumamente profundos. Dos seres intensamente apasionado, que por las cosas de la vida sus caminos se cruzan y entrelazan sus vidas, formando así, una pareja fuera de lo común. Su amor y convivencia, lejos de ser la calma y la placidez, es una tormenta desatada en todo momento. Genios y artistas, comprometidos con revoluciones sociales y políticas, sus obras y sus vidas están marcadas por la simbiosis entre los dos. Se aman, se desean y se torturan. Sin más, les comparto una pequeña recopilación de algunas de las cartas que Frida le enviaba a su amado, Diego.   


CARTA 1:
Sr. mío Don Diego:

Escribo esto desde el cuarto de un hospital y en la antesala del quirófano. Intentan apresurarme pero yo estoy resuelta a terminar ésta carta, no quiero dejar nada a medias y menos ahora que sé lo que planean, quieren herirme el orgullo cortándome una pata… Cuando me dijeron que habrían de amputarme la pierna no me afectó como todos creían, NO, yo ya era una mujer incompleta cuando le perdí, otra vez, por enésima vez quizás y aún así sobreviví.
No me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste el cuerno…no sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres…¿Cómo cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina pero hoy he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mí, primero por mi porque nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no te di? Por qué no nos hagamos pendejos Diego, yo todo lo humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada…

Bueno el motivo de esta carta no es para reprocharte más de lo que ya nos hemos reprochado en esta y quién sabe cuántas pinches vidas más, es sólo que van a cortarme una pierna (al fin se salió con la suya la condenada)… Te dije que yo ya me hacía incompleta de tiempo atrás, pero ¿qué puta necesidad de que la gente lo supiera? Y ahora ya ves, mi fragmentación estará a la vista de todos, de ti… Por eso antes que te vayan con el chisme te lo digo yo “personalmente”, disculpa que no me pare en tu casa para decírtelo de frente pero en éstas instancias y condiciones ya no me han dejado salir de la habitación ni para ir al baño. No pretendo causarte lástima, a ti ni a nadie, tampoco quiero que te sientas culpable de nada, te escribo para decirte que te libero de mí, vamos, te “amputo” de mi, sé feliz y no me busques jamás. No quiero volver a saber de ti ni que tú sepas de mí, si de algo quiero tener el gusto antes de morir es de no volver a ver tu horrible y bastarda cara de malnacido rondar por mi jardín.
Es todo, ya puedo ir tranquila a que me mochen en paz.

Se despide quien le ama con vehemente locura,

Su Frida


 CARTA 2:
(...) Como siempre, cuando me alejo de ti, me llevo en las entrañas tu mundo y tu vida, y de eso es de lo que no puedo recuperarme. No estés triste -pinta y vive-
Te adoro con toda mi alma...

CARTA 3:


“Siempre que hablo contigo acabo muriéndome más, un poco más”.

CARTA 4:


“Aquí estoy para perdonarte; aquí estoy para amarte y tú, ¿dónde estás, Diego, dónde estás”? 

CARTA 5:

'Vivo cada día con la esperanza de verte regresar, y cada noche sabiendo que no estás. ‘‘






CARTA 6:
Frida le envía esta carta a Diego cuando ya estaban divorciados, 11 de junio de 1940. 

"Ahora que hubiera dado la vida por ayudarte, resulta que son otras las 'salvadoras'... Pagaré lo que debo con pintura, y después aunque trague yo caca, haré exactamente lo que me dé la gana y a la hora que quiera... Lo único que te pido es que no me engañes en nada, ya no hay razón, escríbeme cada vez que puedas, procura no trabajar demasiado ahora que comiences el fresco, cuídate muchísimo tus ojitos, no vivas solito para que haya alguien que te cuide, y hagas lo que hagas, pase lo que pase, siempre te adorará tu Frida".

CARTA 7:
''Mi Diego: 

Espejo de la noche. 

Tus ojos espadas verdes dentro de mi carne. Ondas entre nuestras manos.
Todo tú en el espacio lleno de sonidos - en la sombra y en la luz. Tú eres todas las combinaciones de los números. La vida. 

Mi deseo es entender la línea, la forma, la sombra, el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.''

CARTA 8:
"Nadie sabrá jamás como quiero a Diego. No quiero que nada lo hiera, que nada lo moleste y le quite la energía que él necesita para vivir. Vivir como a él se le dé la gana. Pintar, ver, amar, comer, dormir, sentirse solo, sentirse acompañado, pero nunca quisiera que estuviera triste. Si yo tuviera salud quisiera dársela toda. Si yo tuviera juventud toda la podría tomar". 



CARTA 9:
"Esta que ves mirándote a los ojos es un engaño. Bajo los labios que jamás sonríen se alinean dientes prolijos, negros. La frente amplia, coronada por las trenzas de colores esconde la misma muerte que corre por mi esqueleto desde que me dio polio. Mira, veme bien porque quizás esta sea la última vez que me veas. Mira mis ojos de vigilia y sueño, obsérvalos, nunca duermo o casi nunca, atravieso los días y las noches en estado de alerta, capto señales que otros no ven, mírame, yo soy el martillo y la mariposa que se congela en un instante. Siempre he despertado de la fiebre nocturna, empavorecida, pensando que me morí durante el sueño. ¿Ves mis manos cuajadas de anillos? esas manos, las beso, las reverencio, no me han fallado nunca, han seguidos las órdenes de mi cerebro, mientras mi cuerpo entero me ha traicionado. En esta piel que me envuelve, la linfa, la sangre, la grasa, los humores, los sabores, están condenados desde que tengo seis años. Las manos que ves trenzaron mi cabello largo y negro, clavaron flores en mi cabeza, estas manos que ves han enlazado a Diego, han podido echar el rebozo sobre mis hombros, han acariciado el pecho femenino de Diego, mi sapo-rana, han tomado el pezón de la mujer deseada, han jalado la manta para protegerme del frío, pero sobre todo han detenido el pincel, mezclado el color en la paleta, dibujado mis pericos, mis perros, mis abortos, el rostro de Diego, mi nana indígena, el contorno de la carita de los hijos de Cristina, mi hermana, mis cejas...''

CARTA 10:
"Niño mio de la gran Ocultadora, son las seis de la mañana y los guajolotes cantan. Calor de humana ternura. Soledad acompañada. Jamás, en toda la vida, olvidaré tu presencia. Me acogiste destrozada y me devolviste entera, íntegra. En esta pequeña tierra ¡ dónde pondré la mirada? ¡Tan inmensa, tan profunda! Ya no hay tiempo , ya no hay nada. Distancia. Hay ya soló realidad. Lo que fue, ¡fue para siempre! Lo que es, son las raíces que se asoman transparentes, transformadas en árbol frutal eterno. Tus frutos ya dan sus aromas, tus flores dan su color creciendo con la alegría de los vientos y la flor. Nombre de Diego, nombre de amor. No dejes que le dé sed al árbol que tanto te ama, que atesoró tu semilla, que cristalizó tu vida a las seis de la mañana. No dejes que le dé sed al árbol del que eres sol, que atesoró tu semilla. es Diego nombre de amor, TU FRIDA"

CARTA 11: 
“¿Cuál es mi camino? ¿Esperarte? ¿Olvidarte? ¿Hacer lo que tú haces, ir de los brazos de uno y de otro, hoy dormir con alguien mañana con otro diferente”?

Mi pintura lleva con ella el mensaje del dolor.
CARTA 12:
''Como mujer te pude dar mas que otra cualquiera…''



En 1955 Frida Kahlo muere, y un Diego profundamente abatido escribe: "Yo me he dado cuenta que lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida ha sido mi amor por Frida".




sábado, 5 de abril de 2014

Carta de Joko Ono a John Lennon



Te extraño John. 27 años han pasado, y todavía deseo poder regresar el tiempo hasta aquel verano de 1980. Recuerdo todo -compartiendo nuestro café matutino, caminando juntos en el parque en un hermoso día, y ver tu mano tomando la mía- que me aseguraba que no debía preocuparme de nada porque nuestra vida era buena. No tenía idea de que la vida estaba a punto de enseñarme la lección más dura de todas. Aprendí el intenso dolor de perder un ser amado de repente, sin previo aviso, y sin tener el tiempo para un último abrazo y la oportunidad de decir "Te Amo" por ultima vez. El dolor y la conmoción de perderte tan de repente esta conmigo cada momento de cada día. Cuando toqué tu lado en nuestra cama la noche del 8 de diciembre de 1980, me di cuenta que seguía tibio. Ese momento ha quedado conmigo en los últimos 27 años -y seguirá conmigo por siempre.

Aun más difícil para mi ha sido observar lo que le fue quitado a nuestro hermoso hijo Sean. El vive en silencio la ira de no tener a su papá, a quien amaba tanto, y con quien compartía su vida. Sé que no estamos solos. Nuestro dolor es compartido con muchas otras familias que sufren como victimas de una violencia sin sentido. Este dolor tiene que parar.

No dejemos que se desperdicien las vidas de aquellos que hemos perdido. Juntos hagamos del mundo un lugar de amor y alegría, y no un lugar de miedo y rabia. Este día en que se conmemora el fallecimiento de John, se ha hecho cada vez más y más importante para mucha gente alrededor del mundo como un día para recordar su mensaje de Paz y Amor y hacer lo que cada uno de nosotros pueda para sanar este planeta que nos acoge.

Piensen en Paz, Actúen la Paz y Extiendan la Paz. John trabajó por ella toda su vida. Él solía decir "No Hay Problemas, Sólo Soluciones". Recuerden, estamos todos juntos. Lo podemos hacer, debemos hacerlo. Te amo!

Yoko Ono Lennon.

viernes, 4 de abril de 2014

Carta a mí mismo

Estimado Amigo:

Me llamo amigo, porque eso es lo que quiero ser conmigo mismo ahora. Por mucho tiempo yo fui mi peor enemigo, de hecho, fui mi único enemigo. Fui yo el que permitió que el miedo dominará mi vida. Fui yo el que se aferro a las penas del pasado para llenar mi presente de sufrimiento. Era mi propia voz la que escuchaba en mi cabeza y que me convencía de no merecer lo bueno y que me hacia sentir menos que los demás.

Fui yo mismo el que me llene de inseguridades y dudas, de celos y resentimientos. Fui yo mismo el que me juzgue y me critique en todo lo que hacia. Yo mismo afecte mi salud y mi bienestar y fui yo mismo el responsable de los problemas en mi vida. En mi estaba la solución y en mi estaban todas las respuestas.

Fui yo mismo el acusado, el juez y el verdugo de mi propia vida. Yo mismo dicte las sentencias y yo mismo me impuse castigos. Y, sin embargo….

HOY ME PERDONO TODO, porque me doy cuenta que siempre hice lo mejor que pude. Comprendí que fui un ser sensible y vulnerable y como yo son todos los seres humanos y que las experiencias de mi vida moldearon mi personalidad, hoy rechazo la culpa que siento por mis errores ya que en nada ayuda y nada soluciona.

Aprendí tarde, que era yo capaz de cambiar mi vida a pesar de mis heridas y de las situaciones que me rodearon. Tarde comprendí que era yo mi propio dueño, que mis pensamientos moldearon mi existencia, que no era un esclavo de las circunstancias y que en mi estaba el poder de mejorar, de cambiar y de vivir en armonía.

Puedo ver ahora que mi vida fue maravillosa a pesar de las perdidas y heridas que todos compartimos. Agradezco la oportunidad que tuve de ver, de oír , de sentir, de saborear, la oportunidad de compartir con otros mi vida y la oportunidad de amar a mis semejantes.

Hoy me deshago de viejos resentimientos hacia otros y hacia mi mismo.

Hoy rompo las cadenas con las que yo mismo me ate.

Hoy me libero del miedo y de la culpa.

Hoy me perdono por todos mis errores.

Hoy admito que nadie tiene control sobre mis pensamientos.

Hoy admito que nadie tiene control sobre mis sentimientos.

Hoy me libero de todas mis heridas.

Hoy es un buen día para …. VIVIR.

Me quiero… Atentamente La persona más importante de mi vida

YO.

-Desconocido

Trenzarse el cabello

"Decía mi abuela que cuando una mujer se sintiera triste lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello; de esta manera el dolor quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos pues los harìa llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues los obligaría a decir cosas que no eran ciertas, que no se meta entre tus manos- me decía- porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la masa; y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo. Cuando te sientas triste niña, trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el viento del norte pegue con fuerza.

Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole."

-Paola Klug 

La ladrona de libros



«Quise decirle muchas cosas a la ladrona de libros, sobre la belleza y la crueldad, pero ¿qué podía contarle sobre todo eso que ella no supiera? Quise explicarle que no dejo de sobrestimar e infravalorar a la raza humana, que pocas veces me limito únicamente a valoraría. Quise preguntarle cómo un mismo hecho puede ser espléndido y terrible a la vez, y una misma palabra, dura y sublime. Sin embargo, no abrí la boca. Sólo conseguí hablar para confiarle a Liesel Meminger la única verdad que hago mía. Se lo dije a la ladrona de libros, y ahora te lo digo a ti.»

Decidiste olvidarlo

(..) Y decidiste olvidarlo. No te resultó fácil, pero lo lograste. Te diste cuenta que había llegado el momento, ese que tanto temiste, estaba consciente de que te esperaba tormentas, dolor, y muchas lágrimas por derramar. Tenías que tomar una decisión; era él o tú. Así que te marchaste sin mirar atrás, con un único objetivo en mente; olvidarlo.
En el proceso aprendiste a lidiar con tus demonios cuando silenciosamente te atacaban por las noches; obligándote a revivir cada momento que pasaste a su lado. Cada recuerdo era más que una tortura. Pasabas horas acompañada de la soledad. Te hiciste amiga de la melancolía, y hasta de vez en cuando le invitabas un café, sin azúcar, bien amargo. El silencio se convirtió en el único testigo de tus llantos, de tu sonrisa fingida, de ese ‘’estoy bien’’ que se escapaba de tus labios cuando alguien te preguntaba qué tal estaba, pero en realidad por dentro te moría, lenta y dolorosamente. De tanto vacío que había en tu alma, deseaste fundirte con la oscuridad, ser parte de ella. Había días que preferiste no tener memoria, querías volar, pero tus alas se encontraban rotas; anhelaste un beso suyo, pero decidiste reprimir cada deseo, cada impulso que te hacían querer buscarlo, saber de él. Te mirabas en el espejo tratando de encontrarlo, pero te percataste que ya no estaba en tus ojos.
Sí, amiga mía, cuanto te costó el olvido, aprendiste a base de dolor que es mejor retirarse dignamente a seguir insistiendo ser parte de la vida de alguien que no te quiere en la suya. Ahora estás feliz, te encuentras volando al compás del viento, cantando al unísono de las aves, bailando al son del olvido.
-Señorita Occidental